lunes, 9 de junio de 2008

ETAPA 2 - RONCESVALLES - Puente de la REINA


4 – Etapa 2 – Roncesvalles – Puente de la Reina – 90 km – 8 horas 30 minutos. Velocidad media 10.6 km/h.


A las siete y media en punto me encuentro con Oriol y Josep. Las bicis cargadas y listas, parecen pedir que les empecemos a dar kilómetros. El día amanece bastante claro, aunque ya hace mucho viento de norte que viene cargado de nubes del otro lado del puerto. A ver si hay suerte y hoy no nos llueve (mucho).

Hacemos el tramo Roncesvalles/Zubiri (18 kilómetros) por carretera, y a pesar del paso por los altos de MEZKIRITZ y del ERRO, disfrutamos de hacer medias cercanas a los 20 kilómetros por hora. Hay que tener en cuenta que un cicloturista o cualquiera que salga a dar una vuelta un fin de semana, puede hacer medias de entre 20 y 25 kms/hora por carretera. Por caminos de caminantes la media se reduce a unos 10 kilómetros por hora. Es decir, una etapa de 90 kms implica unas nueve horas pedaleando – o empujando la bici por alguna rampa imposible, o por el próximo charco de barro. Para hacer un cálculo del total de la etapa hay que añadir las paradas – en la mayoría de los pueblos – para descansar, cargar agua o ver algún monumento de los miles que jalonan el Camino.

Desayunamos en ZUBIRI. En castellano “El pueblo del puente” (foto número 13 del álbum). Este puente medieval también se conocía como el de la rabia, ya que según la tradición, las reliquias de Santa Quiteria que se guardan en su estribo, protegían a todos los animales que le dieran tres vueltas.
El bar y la charcutería del pueblo son el mismo negocio, y pronto tenemos una mesa al sol con una fuente de panes tostados con todo tipo de embutidos caseros. Cuando pedimos cafés con leche, el jefe se ríe y nos dice que aquellos embutidos sólo se acompañan con vino y gaseosa. Y la verdad es que su tono indicaba a las claras que era algo que no estaba dispuesto a discutir. Levantamos nuestros vasos a la salud del Camino!
Al cabo de unos minutos de relax al sol aparece el personaje más pintoresco que pudiéramos imaginarnos. Andoni. El filósofo callejero y canalla de Bilbao (Foto 15). Andoni lleva 3 meses en el Camino, y me temo que si por él fuera se quedaría para siempre porque ha encontrado su sitio en el mundo. Salió de Bilbao en Marzo y llegó a Puente de la Reina. Desde ahí caminó hasta Santiago, luego a Finisterre, y volvió por el Camino del Norte hasta Santander, en donde decidió volver a bajar al camino original a la altura de Burgos, y ahora va en dirección contraria hacia Roncesvalles, a donde está a punto de llegar, aunque no sabe ya como posponer el momento, porque no sabe qué hará luego.
Andoni se sienta con nosotros, y a cambio de un par de cañas nos da una lección magistral de su visión de la vida, llena de extremos, pasiones combinadas con un pasotismo militante, una obsesión por las mujeres tachonada de comentarios despectivos hacia ellas, o una orientación a la vida sana y simple regada de unas dosis de alcohol diario que servirían para erradicar a todos los gérmenes y bacterias de la faz de la tierra.
Nos comenta que tiene 53 años y que ya lleva unos cuantos de baja de su trabajo en educación espacial por depresión, aunque confiesa ufano que en su vida ha dado un palo al agua – ni lo piensa dar. Considera que en el Camino tiene una audiencia cautiva que lo escucha fascinado, lo mima, y no sólo le provee de sus necesidades materiales sino que ocasionalmente incluso le da amor. Andoni es el cinismo en persona, pero sin embargo dice algo que me hace pensar. Está firmemente convencido de la existencia de un determinismo vital absoluto. Todas nuestras vidas están escritas ya con todo detalle y hagamos lo que hagamos no cambiaremos lo más mínimo lo que quiera que nos tenga que pasar. El libre albedrío es una falacia vanidosa que nos esclaviza, cegados por la ilusión de tener algo de libertad. Para Andoni, la consecuencia principal de esto es que tenemos que vivir a tope el momento, y no preocuparnos por lo que nos falte hoy o mañana. Su experiencia le confirma que la vida no para de proveer lo que vas necesitando, lo importante es no preocuparse ya que todo llegará. No puedo evitar hacer dos comparaciones: Andoni podría ser la cigarra hedonista del cuento, o con una guitarra sería Sabina!

Aprovechamos que se mantiene el sol, y ya nos metemos por el camino original entre bosques de hayas y siempre alrededor del río ARGA que nos lleva hasta Pamplona. Es una etapa rápida y deliciosa con unos paisajes increíbles, atravesando caseríos con un indudable tono vasco en esta Alta Navarra.

Llegamos a Pamplona y entramos por la Puerta de Francia en la ciudad medieval. Pronto nos vemos totalmente inmersos en la zona de pintxos y txiquiteo en pleno domingo a mediodía. Es una experiencia fantástica. Toda la ciudad en la calle disfrutando de todas esas tapas que un año u otro han sido premiadas en alguno de los certámenes gastronómicos de la zona.
En Pamplona nos comentan que están en alerta amarilla por lluvia para los próximos dos días y nos aconsejan seguir hacia el sur todo lo que podamos. Decidimos hacer 30 kms más y tratar de llegar a Puente de la Reina.

La lluvia de la primera etapa nos ha afectado tanto que huir de ella se ha convertido en una obsesión. Al cabo de un par de horas, y tras haber comido un par de tapas y llenado las cantimploras, abandonamos Pamplona.

Llevamos algo más de 24 horas de Camino, y ya sentimos la intensidad de las sensaciones. Comentamos entre nosotros que lo que hemos vivido en estas horas equivale a muchas semanas en nuestras vidas “cotidianas”. En mi opinión no hay misterio. Creo que todo se basa en un estado de conciencia ligeramente alterado, en el que confluyen los efectos de: Un entorno más agresivo y exigente, un enorme esfuerzo físico, un ambiente de hospitalidad y camaradería entre peregrinos y con las gentes de los pueblos por los que vas pasando. Todo esto hace que la actitud típica del peregrino sea de una altísima atención, una capacidad de concentración y ensimismamiento inaudita – sólo hay que probar a caminar más de 6 horas al día solo/a para ser capaces de entenderlo – y una sociabilidad muy alta en un afán por intercambiar experiencias y confidencias con cualquiera y en cualquier ocasión.

La salida de Pamplona a través del Campus de la universidad de Navarra es una auténtica delicia. El Camino está magníficamente señalizado y va entre los jardines de las facultades. A pesar de ser domingo por la tarde, hay bastante ambientillo. Mucho deben estar ya preparando exámenes finales.

Continúo pensando en la dureza casi inhumana de la subida a Roncesvalles y ahora con la perspectiva de la etapa de hoy, me parece que fue una buena introducción al Camino. Ahora apreciaré mucho más cada uno de los obstáculos, y todo lo mediré por el rasero de dureza del alto de Bentartea. Si fuera capaz de aplicar de forma sistemática y consistente a mi actitud vital sería mucho más feliz y haría mucho más feliz a la gente que me rodea!

El mayor obstáculo que nos encontraremos en esta etapa será la subida al Alto del Perdón. Los últimos dos kilómetros de subida son infernales, con rampas muy fuertes completamente embarradas. El primer km de bajada también nos pone a prueba ya que a la pendiente y el barro se unen muchas piedras sueltas. El único factor a favor que nos encontramos, es un fortísimo viento a favor que casi nos lleva en volandas. Pasamos sorteando molinos del parque eólico del Perdón. En un ataque de inspiración cervantina, me siento un moderno Quijote al límite de mi resistencia física, rodeado de gigantes que con grandes aspavientos zumban inclementes a mi paso. Decido posponer cualquier acometida y les emplazo a que nos veamos más adelante en unas circunstancias más equilibradas.

Paramos en el albergue de Uterga, y aprovechamos para hacer una merienda-cena con un delicioso menú del peregrino y unas encantadoras hospitaleras.

Entramos en Puente de la Reina al final de la tarde y nos vamos a dar una vuelta por el centro del pueblo. Aquí los caminos francés y aragonés se unen y es por ello un hito importante entre los peregrinos que vienen tanto de Somport como de Roncesvalles. En una taberna junto al río nos unimos a varios grupos de peregrinos y pronto estamos enzarzados en una animada discusión acerca de las ventajas de hacer el Camino a pie o en bicicleta, de tiempos y velocidades, y de las motivaciones de los peregrinos. Se plantea que el ritmo del Camino es para caminantes, y la velocidad óptima es de 5 km/hora. Cuando argumentamos que para eso hay que tener un mes como mínimo, y que ese es un privilegio que no está al alcance de cualquiera. Los caminantes perseveran y nos intentan convencer que en caso de no tener todo el tiempo, se puede hacer el Camino en varios fines de semana o períodos vacacionales… Bueno, para gustos… Ah! Y lo mejor de todo, la conversación ha tenido lugar en una mezcla de castellano, inglés, francés, alemán… Al final no llegamos a un acuerdo, pero hemos disfrutado de unas cañas y de uno de esos momentos únicos del Camino.

Finalizo esta entrada con una rápida nota de perfiles demográficos de los peregrinos de estas primeras etapas:
· 80% extranjeros de los cuales el 90% son franceses y alemanes.
· Entre los caminantes hay un 60% de hombres y un 405 de mujeres
· Entre los ciclistas el porcentaje de hombres sube hasta el 95% (sólo he visto dos mujeres ciclistas de momento)
· La edad media de los caminantes es de entre 50 y 65 años. La de los ciclistas es de 30 a 40 años.
· La proporción de caminantes a ciclistas es de 50 a 1.

Y mañana temprano hacia ESTELLA… Y desde allí a Logroño.

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