jueves, 19 de junio de 2008

JORNADA de DESCANSO - León


DIA de DESCANSO en León – Jornada 10 del viaje.


Esther, Alfie y Mamá han llegado sin novedad, y nos regalamos con una estancia de dos días en el Parador de San Marcos, uno de los buques insignia de la cadena, y una obra maestra del arte renacentista en su fachada. Antiguo hospital de peregrinos desde el siglo XII, el edificio se ha ido enriqueciendo con sucesivas ampliaciones, que explican la sucesión de estilos arquitectónicos. Hoy en día, a precio de parador de lujo, el ánimo original de acogida de peregrinos queda significativamente restringido. En cualquier caso, dado que el Camino sale de León pasando por su plaza, para cruzar el último puente sobre el río Bernesga, todos los peregrinos tienen la oportunidad de maravillarse con su espectacular belleza.

Nos tomamos el día de auténtico domingo en familia. Periódicos, desayuno largo y paseo, antes de irnos a visitar la Catedral y la zona histórica de la ciudad.

Encuentro entre mis notas una reflexión del psiquiatra Enrique Rojas que me viene a la cabeza en este día, después de 10 días en este Camino tan especial. Dice así. “La felicidad consiste en tener un proyecto de vida atractivo y coherente, en donde los principales temas están llenos de sentido: Amor, cultura, amistad, superación de las heridas del pasado. Pero todo ello envuelto en una atmósfera de afecto en sus más variadas y ricas versiones”.

Cuántos de nosotros tenemos un proyecto de vida, no ya atractivo, sino simplemente definido? Cuánto tiempo nos tomamos cada día para asegurarnos que nuestras acciones y decisiones son coherentes con ese proyecto de vida? Cuánto hacemos de forma consciente para dotar de sentido a los temas principales de ese proyecto de vida?


Yo debo confesar, que a pesar de tener clara la necesidad de definir este proyecto de vida, y de dotarlo de coherencia, el conservadurismo, la inercia, los miedos, la desconfianza – a mi entorno, y a mí mismo – no he tenido la decisión y el arrojo, de ponerme seriamente a trabajar en ese proyecto de vida, antes de seguir moviéndome en cualquier dirección, con la sensación de que no controlo en volante, sino en todo caso, el pedal del acelerador (y el del freno sólo ocasionalmente y siempre con daños colaterales).

En los últimos meses, la definición de ese proyecto de vida atractivo y coherente, es el centro de las reflexiones de Esther y mías, y el Camino es un paso más para conectar con ese yo interior, como parte de este ejercicio de definición. En cierta forma, este blog es una manera de compartir los valores, principios, ilusiones y decisiones con la gente más cercana y querida.

Yo simplemente añadiría a la reflexión de Rojas de forma explícita, algo que se puede interpretar en su última frase. La felicidad no es completa si no se comparte. Lo que Rojas denomina afecto, creo que debe ser amor y generosidad. Todo lo anterior deja de tener sentido, si no se le añade el factor participativo. La riqueza de las contribuciones a otros y de otros.

Esperamos a Mercedes y a Fran – que de paso de Santander a Madrid – pasarán por León para tapear con nosotros por las tabernas del Barrio Húmedo, pero un problema con el coche a la altura de Aguilar de Campoo les complica los planes, y se van de tapas con el RACE. Nos quedamos con muchísima pena, pero a modo de consuelo, Mercedes me manda este vídeo que me parece muy apropiado con las reflexiones del día y con el espíritu del viaje.
“The First Day of my Life” by Bright Eyes.
http://www.youtube.com/watch?v=zwFS69nA-1w

Entre las callejas del Barrio Húmedo – su nombre proviene de la posibilidad de “humedecernos” por dentro con la gran oferta de vinos, cervezas y otros espirituosos – nos encontramos con un grupo a medio camino entre titiriteros modernos y hippies postapocalípticos, que nos piden un euro para la “fiestuki”. Directamente, sin más preámbulos. Nos hace mucha gracia, que en un mundo en donde todo el mundo te asalta con las excusas más peregrinas – nunca mejor dicho – el que alguien te pida algo para un objetivo que pueda no ser políticamente correcto, me parece muy refrescante. Les doy todas las monedas que en ese momento llevo en los bolsillos, para que la fiestuki sea todavía más divertida!

La visita a la catedral es una invitación al recogimiento. Intento sentir lo que podrían experimentar aquellos peregrinos que sobrecogidos, se enfrentaban a tanta magnificencia y belleza a su paso por León hace cientos de años. La primera impresión es de aislamiento sensorial. La temperatura exterior, el sol o la lluvia, la algarabía de la plaza. Todo queda detrás al traspasar el pórtico. Se percibe claramente la entrada a otra dimensión de la realidad. A continuación se produce un auténtico bombardeo sensorial que reemplaza a todo lo que hemos dejado fuera. La combinación de penumbra, con las explosiones de luz y color de las vidrieras. La belleza arquitectónica, que nos eleva a través de sus columnas y arcos hasta el cielo. El olor del incienso. El sonido lejano y continuo del canto gregoriano – la versión elaborada del OM en la cultura occidental. Todo ello cautiva, embelesa, arroba, transporta y secuestra el espíritu del peregrino, que lleva varios días caminando con un tiempo inclemente por interminables campos de trigo castellanos.

Un largo escalofrío me recorre la espalda. Y agradezco al CAMINO esta nuevo privilegio de aprendizaje que me brinda.


1 comentario:

Brother Balakius dijo...

Vaya... ¡que envidia me estás dando! Algún día tengo pendiente hacer el Camino y con cada post me entran más ganas de adelantar el acontecimiento.

En fin, seguiré leyendo tus andanzas.

Buen tiempo y buen Camino, un abrazo

JP