viernes, 20 de junio de 2008

ETAPA 9 - León - ASTORGA


Etapa 9 – León - Astorga – 55 km – 4 horas 15 minutos. Velocidad media 16.6 km/h.


Después del día de descanso, tengo mucha fuerza y ganas de ponerme en camino. Rita me confiesa que también. Pero antes tenemos que solucionar el problema de la cubierta – aunque quizá el parche podría aguantar hasta Santiago!


Desenredarme de Esther me exige poner en marcha toda mi disciplina peregrina.

En el aparcamiento del parador, reviso nuevamente la cubierta, y confirmo que la zona dañada sigue creciendo, probablemente por el contacto con la zapata del freno. Además me doy cuenta de que la llanta trasera se ha vuelto a desalinear, y para mi horror descubro que llevo dos radios rotos. Esto ya son palabras mayores. Necesito buscar un taller antes de poder salir.
Me lo tomo con una calma inusual, y lo atribuyo a que efectivamente las enseñanzas del Camino van dejando un poso en mi actitud general ante la vida. Ya sólo este “pequeño” beneficio, justificaría sobradamente el viaje.

Los dos primeros talleres no me pueden atender. Llego finalmente a Bicicletas Robles – magnífica profesionalidad y atención! - en donde acordamos desmontar completamente la llanta, para sustituir y dar tensión a todos los radios. Aprovecharemos además para ajustar frenos y cambiar la cubierta. Todo esto lleva el resto de la mañana, que dedico a pasear con calma por el centro de León.

La etapa no será larga, y no me importa hacerla por la tarde. La única posible amenaza radica en un frente de nubes que veo aproximarse a mucha velocidad, y que amenaza con tapar completamente el cielo azul cristalino del día de hoy. Noto además como el viento va aumentando de intensidad a medida que avanza la mañana.

Me devuelven a Rita ronroneando de satisfacción (Esto no es una licencia literaria. Los tacos de las gomas para barro, cuando las llantas están perfectamente alineadas, hacen un sonido como de ronroneo, al rodar por asfalto a una buena velocidad), y a las dos de la tarde nos ponemos en marcha en dirección a Astorga.

La salida de León – y la entrada – es un auténtico espanto. El Camino va en sentido contrario a la marcha, por aceras entre polígonos residenciales e industriales, por tramos que van de los simplemente incómodo, a lo verdaderamente peligroso. Es difícil de entender que una ciudad que recibe tanto del Camino y de los peregrinos, no haga un esfuerzo mayor por cuidarlos. Más de doce kilómetros de tormento, al paso por pueblos que se han convertido en arrabales de León.

…Y además comienza a llover con mucho viento… Las nubes preñadas de agua dejan pocos huecos azules en el cielo. Llueve por zonas, y las descargas son copiosas, y con goterones de un tamaño considerable, capaces de calarme completamente en cuestión de segundos. Llueve en diagonal, en horizontal, de lado, de frente. Las gotas me golpean la cara con fuerza y no veo nada. Tengo que parar varias veces. Un almacén de vinos. Un garaje de tractores. El acceso a unos establos en una explotación ganadera (interesante olor y calor animal!). En cuestión de minutos los caminos se van volviendo impracticables.

La etapa de hoy se está volviendo una nueva e inesperada prueba. Trato de calcular la trayectoria de las nubes negras y hago cálculos sobre el mapa para intentar anticipar en dónde me podría pillar el próximo aguacero. Afortunadamente son chubascos cortos, de no más de diez o quince minutos. En algunos casos acierto en mis predicciones, en otros, tengo que correr en mitad del campo a buscar refugio bajo algún árbol solitario. Y así, en la variante meteorológica del ratón y el gato, llego, primero a Hospital de Órbigo, uno de los pueblos emblemáticos del Camino, con casi toda su ciudad medieval perfectamente conservada, y posteriormente, tras quince kilómetros a Astorga, que me recibe con su maravillosa catedral, y su Palacio Episcopal iniciado por Gaudí, cuyos estilo sugerente contrasta con la sobriedad de las construcciones sacras vistas hasta este momento. La explicación a tanta valentía hay que buscarla en el origen común del arquitecto, con el entonces obispo de Astorga, Grau Vallespinós, que habían crecido juntos en Reus.

En Astorga hacemos uno de esos descubrimientos que se podrían convertir en razón suficiente para regresar. El Hotel Casa de Tepa (http://www.casadetepa.com/). En pleno centro de la ciudad, esta casa construida en el Siglo XVII, añade a todos sus encantos, una gestión impecable, que destila cariño en cada uno de sus detalles. Un diez!

Y mañana etapa larga con la subida a los Montes de León, hasta coronar la Cruz de Ferro, y tras pasar Ponferrada, continuar hasta Villafranca del Bierzo, para quedarnos a los pies del otro coloso a superar en estos dos días. El pico de O Cebreiro.

Del Cuaderno de Campo del Peregrino:

Algunas notas curiosas que rescato de mi libreta.

* Estella – 12 bares y 16 farmacias. Me sorprende ver tal concentración de farmacias. Sólo en la calla de mi hotel hay tres! Pregunto a una farmacéutica y me responde que en Navarra no hay limitación al número de farmacias por habitante como el resto de España.

* Obados – el pueblo del NO a la CARNE. El pueblo aparece lleno de pancartas con este slogan. Pregunto a una señora si es que son vegetarianos militantes, y me responde que no, que esto es para mostrar su oposición a la construcción de un gran matadero a las afueras del pueblo.


* Txomin y Mega, los ciclistas guipuzcoanos, me hablan de unos locos escoceses completamente borrachos que no paran de montar follón en el albergue de Ventosa, y que consiguen sacar a la hospitalera de sus casillas. Cuando me enseñan las fotos, me encuentro con mis viejos amigos, Peter y John

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