viernes, 13 de junio de 2008

ETAPA 6 - Santo Domingo - BURGOS



Etapa 6 – Santo Domingo de la Calzada - BURGOS – 86 km – 8 horas 50 minutos. Velocidad media 14.4 km/h.

Al esfuerzo extra de las jornadas de barro, hay que añadir el trabajo extra a la llegada al destino, de lavar bien a Rita y engrasarla. Ayer además tocaba revisarle el freno trasero, hacerle una sincronización a los cambios, y alinear la llanta. Todos ellos temas menores, absolutamente normales si tenemos en cuenta todos los golpes y agresiones diversas que recibe a lo largo de todos estos kilómetros por caminos.
Había visto un lavadero a la entrada de Santo Domingo, y tras preguntar en el Parador por algún taller de bicicletas. Las gestiones diversas me llevan más de dos horas y media – incluido el convencer al mecánico de que no es capricho que me atienda ahora y no mañana por la tarde. Será que nunca atienden a peregrinos? O es una táctica comercial para cargar más por el mismo trabajo?

Como justo colofón a un día muy completo, decido quedarme a disfrutar de la alta cocina riojana en el restaurante del Parador de Santo Domingo. Mientras ceno, y tomo notas, me llega un mensaje de Josep y Oriol. Acaban de llegar a Burgos y están muy contentos por la mejoría de los caminos a partir de aquí. BIEN!

Es miércoles por la noche, y el restaurante abre a las 08.30. Me han dicho que no hace falta hacer reserva, pero cuando llego a las 20.36 (¡!) ya sólo queda una mesa libre. De 14 mesas, una la ocupan 10 japoneses que coherentes con el tópico le hacen fotos hasta al agua con gas. Hay 5 mesas de alemanes; 3 mesas de franceses; 2 mesas de españoles – contándome a mi; 1 con 3 moteros mejicanos; 1 con una familia perfecta americana tipo “Las Correcciones”; y finalmente una pareja joven de holandeses. Desde luego, Paradores es una de las marcas con más prestigio e identificación con el producto España que hay en el mundo.

A primera hora de la mañana coincido con los japoneses en el desayuno, y tengo que apartar de un empellón al fotógrafo patológico para que me permita acceder al buffet, y de paso consigo interrumpir un delirante impulso para la inmortalización digital de un plato de plátanos (¡!)
Poco podría imaginarme a primera hora de la mañana de lo que me traería el día. Las subidas a los Montes de Oca y a Atapuerca, me intimidaban, y a pesar del mensaje tranquilizador de Josep y Oriol, no estaba seguro del estado real de los caminos.

Pronto dejo la comunidad de La Rioja, y en Redecilla del Camino, entro en Castilla-León. En el centro de información turística coincido con un matrimonio italiano que hace el camino en bicicleta – aunque sólo por asfalto. Van perfectamente equipados con cada detalle perfectamente conjuntado. Bordean en cada elemento de su atuendo la fina línea entre lo cool y lo simplemente ridículo, que los italianos llevan magistralmente, y que además consiguen exportar al resto del mundo como un epítome del llamado “estilo/diseño” italiano. Tienen más de 65 años, y se han jubilado recientemente, esta es la inauguración de su nueva vida, y están encantados. Ya llevan una semana en carretera, y están completamente enamorados de España. Me dicen una palabra en español y cinco en italiano, pero aún así parecen estar orgullosísimos de su dominio de nuestro idioma… Bueno, para ser justos, creo que a nosotros nos pasa lo mismo cuando nos “soltamos” a hablar en nuestro italiano de clara inspiración Ramazzoti.

Comienza la subida a los Montes de Oca – y pronto soy consciente de que este pasa a ser uno de los momentos especiales de todo el Camino. Una subida por pistas forestales a más de 1200 metros, para luego continuar por los dorsales de los montes, hasta la bajada en dos tiempos a San Juan de Ortega. Esta reserva natural en las estribaciones del Sistema Ibérico, alberga una de las concentraciones más importantes de fauna ibérica de toda la península. Lobos, osos, jabalíes, corzos, ginetas, nutrias… Y la protección de este espacio es una de las prioridades del gobierno de la comunidad.

Los caminos están perfectos. Y además ha salido tímidamente el sol. La subida es dura pero me siento en la gloria. Hago repaso de todos los mensajes del día. Acabo de abrir el correo, y desde anoche he recibido más de 20 emails (o su equivalente espontáneo de notas en el “muro” de Facebook). No me había dado cuenta todavía, pero uno de los cambios significativos desde que he terminado en lastminute.com, es que ahora me encanta recibir mensajes, y los leo con ilusión, y – en general – son buenas noticias de buenos amigos. Me preguntan desde Nueva York por Esther, y se congratulan de nuestro enamoramiento. Me inquieren por nuestro secreto y no se qué responder. Aparte de que Esther sea tan especial, y de que siempre hayamos tratado de fundamentar toda nuestra relación – y amor como consecuencia? – en enormes dosis de admiración y respeto, no encuentro más elementos que compartir como una fórmula infalible. Creo que además ambos tenemos claro que la relación se trabaja cada día todo el día. Y aún así, todo ello no te garantiza librarte de algún sobresalto serio.

Estoy enamorado… Tanto o más que al principio, y además con más calidad – la que da la acumulación de buenos y no tan buenos momentos de todos estos años (ahora mismo 19!). Tengo claro que Esther y yo juntos no sumamos. Nosotros nos multiplicamos en la óptima complementariedad de nuestras personalidades, capacidades, ilusiones… Estoy enamorado hasta el punto de sentirla en la letra de cada canción – la actual selección en el iPod que llevo al Camino es bastante delatora.

Estar enamorado, es verla hasta en los grafitis de la calle… Hoy he apoyado a Rita cerca de la entrada de un instituto mientras me iba a tomar un cortado (he decidido tomarme uno cada 20 km más o menos). Las columnas de la entrada – de caliza blanca – estaban llenas de grafitis de todo tipo. Uno de ellos me atrapó… “CLARA. Eres un escándalo”. Es sencillamente sublime, y espero que clara sea capaz de apreciar en el autor de este piropo su talento, y se lo recompense. Inmediatamente pongo a Esther un mensaje, en el que cambio Clara por Esther. Luego lo comentamos por teléfono, y este piropo entra directamente en el puesto número dos de su ranking de requiebros (La posición número uno la tiene bloqueada de forma casi incontestable, cuando le preguntaron en Córdoba hace unos años que si era bailaora, ya que se la veía “mu estilizá”). Esther eres un escándalo (puñetera?).

Mientras asciendo voy adelantando caminantes. Procuro ponerme detrás de ellos, y adaptar mi ritmo, hasta que encuentro un hueco holgado para pasar. No concibo interrumpir su ritmo o su concentración. Tengo delante a un grupo de 9 señoras de entre 50 y 60 años. Españolas. Llevo más de 5 minutos detrás de la última haciendo verdaderos equilibrios para mantener la bici casi sin arrancada. Pienso en la dificultad que tendrá irlas pasando una a una por el mismo procedimiento. Para complicarlo todo más todavía, la fila está muy estirada. De repente la última advierte mi presencia. Se para y me mira – le sonrío. Y parece que le caigo bien. Le deseo un buen Camino, y cuando paso a su altura grita al grupo: “Chicas! Dejad pasar a un ciclista guapísimo!”. Creo que ya se lo que debió sentir Moisés cuando abrió el Mar Rojo… Y desde luego, con mucho más morbo que el tan cacareado pasillo del Barça al Madrid. Pasé entre vítores y silbidos, y el subidón me dio para llegar arriba de un tirón. Me volvieron a alcanzar en uno de los miradores, y me comentaron que eran un grupo de profesoras de la Universidad de Logroño, que aprovechaban el puente de San Bernabé para hacer unas cuentas etapas, y que en Septiembre harían las que le faltaran hasta completar el Camino. Me despido con 18 besos – espero no oler muy mal para no decepcionarlas.

En San Juan de Ortega paro a comer algo rápido. En la cafetería delante del albergue hay una concentración de caminantes de paso. Aquí encuentro a otros dos personajes especiales. Españoles. De edades indefinidas, pero desde luego por encima de los 60 años, uno lleva un remolque que lleva arrastrando – como las camillas en las estaciones de esquí, pero con una rueda. El otro lleva una bicicleta plegable, como las que encontramos en los puertos deportivos o en las grandes ciudades. No me puedo imaginar cómo pueden caminar arrastrando/cargando con esos dos artefactos. Y está claro que con los perfiles, y el estado de los caminos, usarlos sería más una tortura que una ayuda. Oigo al de la bici plegable explicar que tiene un poco de artrosis de rodilla y que la bici es una ayuda para cuando la rodilla no le deja caminar. Estoy tentado a esperar a que se pongan en marcha y acompañarlos un trecho para ver cómo diablo consiguen moverse. Cuando veo el festín de almuerzo que han pedido, decido seguir. Queda la subida a Atapuerca, y no quiero llegar tarde a Burgos, ya que hoy tengo que volver a buscar en donde lavar a Rita (luego descubriré que la sensación de rueda trasera frenada es que tiene un radio roto que tengo que buscar quién me cambie urgentemente).

Otro de los mensajes del día me ha llegado de Alfie. Se ha leído las primeras entradas del blog y me da ánimos para seguir pasándomelo bien por “allá arriba” (no se si esto es una irónica referencia al misticismo, o una simple interpretación geográfica). Estos días he pensado mucho en él, y tengo muchas notas en la libreta de campo del peregrino, que convertiré en un apéndice de alguna de las entradas de los próximos días.

Atapuerca, cuna de nuestros ancestros, ofrece otra oportunidad de aprendizaje única. Mientras la subida a los Montes de Oca, era dura, pero variada y exuberante, esta es más corta, pero mucho más técnica. Es una montaña de piedra viva, se nos ofrece desnuda, pero con una belleza limpia y sencilla. La cruz que corona el monte principal me sirve de guía, y confieso que cuando apoyo a Rita contra su base de piedra, algo me sobrecoge, y siento cómo se me eriza toda la espalda.

Burgos tiene una entrada espantosa a través de interminables y caóticos polígonos industriales… Pero al llegar al centro, y enfocar la Catedral, el peregrino se siente transportado, elevado, hipnotizado. Cuánta belleza. Las torres historiadas se recortan gallardas sobre un cielo azul intenso. El peregrino casi lo puede tocar con la punta de sus dedos.
Ha sido una etapa maravillosa y edificante… no exenta de algunos problemas, pero con la actitud correcta y en perfecta sintonía con el espíritu del Camino.

Para redondear el día, Esther me hace tres regalos fantásticos.

Dos citas de “Ofrendas”:

* “Nuestro corazón puede fortificarse en el lugar de la rotura”
* “Cada acontecimiento, cada situación en la que te encuentres, siempre tiene un valor positivo.


Incluso los dramas. Incluso las tragedias. Incluso el rayo en un cielo sereno.
…Y la promesa de que en el 2010 – Año Jacobeo – haremos el camino completo los dos juntos y caminando! Ya estoy comenzando a planificarlo mentalmente!!!

ULTREIA!

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